RESEÑA DE UN CLICK, JEFF BEZOS Y EL
AUGE DE AMAZON:
Una
de las historias más fascinantes del mundo empresarial, la historia del hombre
que está por lograr un hito de proporciones descomunales; Jeff Bezos está muy
cerca de convertirse en el hombre más acaudalado de todos los tiempos y para el
deleite de muchos, revela en este sustancioso libro gran parte de las aventuras
que lo convirtieron en lo que es hoy en día.
Para muchos de nosotros resulta inspirador conocer
más a profundidad la manera de pensar y actuar de una persona cuyo éxito ha
alcanzado niveles casi insuperables. Este libro realmente aporta mucha
información valiosa sobre las situaciones que llevaron a Bezos a crear
Amazon.com y el proceso detallado de la creación del imperio que hoy
representa.
Si te interesa desarrollar tus capacidades empresariales
y de liderazgo, lo mejor será aprender de los mejores en ese campo; entonces
aquí tienes una gran oportunidad para crecer de la mano de uno de los mejores
empresarios de la historia.
RESUMEN DE UN CLICK, JEFF BEZOS Y EL
AUGE DE AMAZON:
A
continuación, veremos apartes de algunos de los capítulos del libro para
hacernos una idea de qué se trata y qué ideas quiere presentar el autor.
Un click no es suficiente
El 22 de septiembre de 1994, dos meses después de
constituir amazon.com y diez meses antes de lanzar la empresa al mercado, Jeff
Bezos decidió aprender a vender libros. Hizo un curso patrocinado por la
Asociación Americana de Libreros sobre cómo abrir una librería. Un grupo de
entre cuarenta y cincuenta aspirantes a libreros, desde jóvenes que querían
empezar hasta parejas jubiladas con una segunda carrera en mente, asistieron al
curso de cuatro días en el hotel Benson de Portland. Participaron en ponencias
sobre temas como las operaciones financieras relacionadas con las librerías, la
atención al cliente y la gestión de inventarios. Uno de los profesores era
Richard Howorth, propietario de Square Books de Oxford (Misisipí).
Howorth es un fanático del servicio de atención al
cliente (que resulta ser la única forma de competir con amazon.com y las
cadenas de tiendas hoy en día). Para recalcar la importancia de tal servicio,
les contó la historia de su ejemplo más extremo en cuanto a atender a un
cliente se refiere. En una ocasión, uno de los responsables de la tienda subió
al despacho de Howorth para decirle que una clienta tenía una queja. Éste bajó
tranquilamente para ver cuál era el problema. La clienta le dijo, enfadada, que
había aparcado el coche enfrente de la tienda y que la suciedad de los tiestos
de los balcones del local había caído no se sabía cómo, encima del vehículo.
Entonces, Howorth se ofreció a lavárselo. Subieron al coche y se dirigieron a
una estación de servicio con túnel de lavado. Pero estaba cerrada por reformas.
Ella se enfadó aún más. Dadas las circunstancias, Howorth sugirió ir a su casa,
donde cogió un cubo, jabón y una manguera, y lavó el automóvil él mismo. Mientras
lo llevaba de vuelta al establecimiento, la actitud de la clienta cambió. Se
volvió de lo más amable. De hecho, regresó a la tienda más tarde ese mismo día
y se llevó un montón de libros.
Jeff descubre internet
David Shaw acabó siendo quien puso a Bezos en el
camino que le condujo a su oportunidad. En 1994, pidió a Bezos que echara un
vistazo a eso que estaba en boca de todos, algo llamado «internet». Era una
tecnología que parecía ir de la mano de elementos que podrían crear
oportunidades para una compañía que utilizaba las redes informáticas para
realizar transacciones de acciones.
Hasta entonces, internet había sido utilizada
principalmente como una red que permitía el intercambio de información entre
universidades, laboratorios de investigación e instituciones gubernamentales.
Un paso clave hacia el cambio se dio en 1990, cuando Tim Berners-Lee creó el
primer navegador de internet, llamado World Wide Web. Otro se produjo en 1991,
cuando internet se abrió al uso comercial por primera vez. Pasaron varios años
más hasta que estos cambios se afianzaron y fueron conocidos por el público en
general. En 1993, un grupo de la Universidad de Illinois, en Urbana-Champaign,
subvencionado por el gobierno, creó una nueva generación de navegadores
denominada Mosaic, una maravillosa aplicación basada en gráficos. Al año
siguiente, un astuto empresario capitalista, John Doerr, decidió reclutar a un
brillante joven, Marc Andreessen, del equipo de Mosaic en Illinois, para que se
trasladara a Silicon Valley y montara una empresa de navegadores. Ese mismo año
la compañía, Netscape, lanzó su navegador, Navigator.
Shaw decidió que internet tenía futuro y le
encomendó a Bezos la tarea de encontrar oportunidades en esa área. En la
primavera de 1994, Jeff empezó a investigar en internet, y se quedó
impresionado con lo que encontró. En primer lugar, dijo que dio con un
importante dato estadístico: ¡internet estaba creciendo un 2.300 por ciento al
año! «En general, las cosas no crecen tan de prisa. Era sumamente inusual, y eso
me hizo empezar a pensar qué tipo de plan de negocio podría tener sentido en el
contexto de ese crecimiento.»
¿A qué llamas librería?
Los planes de Bezos de ir más allá de los libros
empezaron un año antes de que los conociera la mayoría. Hacia finales de 1998,
Bezos había demostrado que su modelo en línea era capaz de competir con las
librerías físicas, por lo menos en términos de ventas, si no de rentabilidad.
Con seiscientos empleados en esa época, sus ingresos anuales ascendían a
375.000 dólares por trabajador. Los veintisiete mil empleados de Barnes &
Noble generaban menos de un tercio de esa cifra todos juntos. Desde que Bezos
abrió la tienda en 1995, las ventas se habían duplicado cada 2,4 meses, de media.
A finales de 1998, las ventas seguían creciendo un 300 por ciento anual, en comparación
con el 10 por ciento de Barnes & Noble. La página también era capaz de
rotar su inventario dos docenas de veces por año, en comparación con las tres
que lo hacía Barnes & Noble.
Ahora estaba listo para hacerse cargo de algo más
que libros. En junio de ese año, tras meses de planificación, Bezos estrenó una
tienda de música para vender CD bajo el mismo patrón que estaba usando para
vender libros. Tenía una base de datos de 125.000 títulos que la gente podía
comprar, diez veces el número de títulos que la mayoría de tiendas físicas de
música podían ofrecer, y se hacían descuentos de hasta un 40 por ciento. La
página incluía reseñas profesionales y de los clientes, una lista de los más
vendidos, novedades musicales, recomendaciones y una lista de «básicos» para
los coleccionistas. También ofrecía clips de sonido de 225.000 canciones.
Con ese anuncio, Bezos reveló su verdadera ambición.
«Nuestra estrategia es convertirnos en un destino de comercio electrónico
—admitió—. Cuando alguien piense en comprar algo en línea, aunque sea algo que
no tengamos, queremos que acudan a nosotros. Queremos facilitar que la gente
conectada encuentre y descubra en línea las cosas que quisiera comprar, aunque
no seamos nosotros quienes las vendamos.»
Con la cabeza en las nubes
Cuando Netflix descarga las películas que quieres en tiempo real en tu casa, los programas son enviados a través de ordenadores de Amazon. Netflix no puede permitirse (al menos, no por ahora) adquirir toda la infraestructura informática necesaria para cargar películas en tiempo real y emitirlas a miles de clientes en cualquier momento. Por eso, alquila ordenadores de la amplia reserva de Amazon a un precio de algunos peniques por minuto para realizar las tareas, aprovechando todos los recursos informáticos que requiera en cualquier momento. Todo forma parte de un sorprendente negocio de la minorista en línea, llamado Amazon Web Services, que es parte de una tendencia más amplia conocida como computación en la nube (cloud computing). Servicios como éstos reportan 500 millones de dólares anuales en ingresos a Amazon.
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